10 (I) Que debes Ser en la Tierra como en el Cielo para Ser en el Cielo
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- Sep 18, 2024
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I. De lo expuesto en esa “paradoja del Siglo XXI”, el hombre cuya determinación es “Yo voy al Padre” debe entender que la única utilidad del tiempo dado para nuestra existencia terrenal es llegar a Ser en la Tierra como en Cielo como única forma de alcanzar la dignidad de Ser en el Cielo, sin escudarse ni culpar jamás ni al siglo ni a las circunstancias externas. Y que para recorrer esa única continuidad infinitesimal de entre todas las posibles combinaciones de vínculos universales que es el Camino Integral que lleva a la región de Dios Altísimo, necesita ser Libre para caminarlo en Presencia (presente) de Dios (Gn 17:1) “hoy, mañana y al día siguiente” (Lc 13:33), siendo permanentemente consciente de que “mi Padre aún trabaja (formándome en la Gracia) y yo también trabajo (no interrumpiendo Su trabajo)” (Jn 5:17) hasta que Dios haya de “acabar Su obra” en él, siendo primero en la Tierra como en el Cielo y, después, en la Vida Eterna (Mc 10:30, Is 65:16-25, BG 18:65-73, Cor 19:60-65, Ef 2:4-7, Ezq 18:30-32, Tao 27).
No existe ninguna otra vía que no sea la santidad, por mucho que las infinitas variantes del “deísmo moralista terapéutico” se esfuerce en hacerte creer que “basta con que acudamos a Dios cuando tenemos un problema y el resto del tiempo no es necesario contar con Él”[1]. No es así. No lo creas ni por un segundo. “Que nadie os seduzca por medio de una filosofía engañosa y vana, fundada en tradiciones humanas, en los elementos del mundo, y no en Kristo” (Col 2:8). Tan sólo la Sabiduría de Dios para el Hombre que es conducido a Una Razón Pura a través de un vida Krística es Camino que el tiempo dado recorre hasta alcanzar la dignidad del tiempo eterno: sólo en la Libertad empleada en la formación consciente de la Gracia “seréis Hijos del Altísimo” (Lc 6:35).
Dios es infinitamente misericordioso. Es cierto que todo lo perdona (Sab 11:23-26), que no hace acepción de personas -“lo que fueran antes, no me interesa”(Gal 2:6)- y que no le importa de dónde venimos en nuestras vidas mundanas, sino adónde vamos en nuestra vida espiritual. Pero no es menos cierto que es en la existencia terrenal, antes de la muerte, cuando esto tiene que ocurrir: “echad lejos de vosotros todos los pecados que habéis cometido contra Mí, haceos un corazón nuevo y un Espíritu nuevo” y “mirad diligentemente cómo os portáis, no como necios, sino como sabios, sacando partido del tiempo, pues nuestros días son malos. Por eso, no seáis insensatos, sino entended más bien cuál es la voluntad del Señor”.
Recuerda “que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día” (2Pedro 3:8) y que “el vasto día de Brahma, Dios de la Creación, dura siempre mil eras” (BG 8:17). Elige sabiamente y no culpes al siglo ni a las circunstancias de que tú encuentres siempre “razones” para pre-ocupar el tiempo dado en algo distinto del conocimiento de Dios y no para “que sólo haya una ocupación: el prestarle servicio a la Suprema Personalidad de Dios”[2] en nosotros hasta que “el alma viviente se hace Espíritu Vivificante” (1Cor 15:45). Son muchas eras en el día, muchos días en el año y muchos años en la vida terrenal como para tener la desfachatez de reprocharle a Dios que nada manchado entre en la región del Altísimo y Él responda a quienes quieran cruzar esa puerta sin haber querido conocerlo que “no sé de dónde sois” (Lc 13:22-30), pues sólo quien conoce a Dios en el tiempo dado, es conocido por Dios (1Cor 8:3) y formado por Él en la Gracia a medida que lo va conociendo: “el discípulo no es superior a su Maestro, pero el que es perfeccionado, llega a Ser como su Maestro” (Lc 6:40); “camina en Mi Presencia y sé perfecto” (Gn 17:1). “Amad a vuestros enemigos, haced bien y dad sin esperar nada a cambio; así vuestra recompensa será grande y seréis Hijos del Altísimo. Porque Él es bueno para malos e ingratos” (Lc 6:35). “Así que no os pre-ocupéis diciendo: “¿qué comeremos?”, “¿qué beberemos?” o “¿con qué nos vestiremos?”, que por todas esas cosas se pre-ocupan los incrédulos, porque vuestro Padre celestial sabe que las necesitáis todas. Buscad primero el Reino de Dios y su Justicia, y esto otro se os dará por añadidura” (Mt 6:31-33).
Recuerda que la Libertad es la única causalidad de la causa de lo existenciable en lo eterno si ésta es empleada para la existenciación en la Gracia a través del crecimiento en el conocimiento de Dios. “Kristo nos ha hecho libres para que seamos libres en Kristo. Permaneced, pues, firmes y no os dejéis someter de nuevo al yugo de la esclavitud” (Gal 5:1).
[1] Recomiendo encarecidamente la lectura de “La Opción Benedictina” (Rod Dreher, Ed. “Encuentro”, Trad.: Consuelo del Val) para quienes buscan orientación en el Camino Integral y aún viven inmersos en la vida en la comunidad absolutamente seglar.
[2] A.C. Bhaktivedanta Swami Prahbupada en “Bhagavad Gita tal como es” (final de la Introducción).
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